Debo empezar este post con una justificación, o un intento de, porque ya a los 23 años puedo juzgar aquellos actos como crueles y abusivos, pero éramos niños, pubertos, pícaros, palomillas diría mi abuela, hoy sé, que lo menos que causamos fue un trauma, creamos un mounstro en potencia, un asesino en espera, rencor, esperanza de venganza, heridas mas que físicas, psicológicas, hoy grito al mundo una disculpa que, aunque tardía, deseo que quede por la eternidad en la web, para que si algún día, mis hijos, y los hijos de los demás acusados, vean que sus padres, no siempre fueron esos tíos exitosos, ejemplares y bastante renegones que de seguro seremos.

Me permitiré citar su nombre, arriesgándome a una demanda, pero no importa Fernando, ya nada me importa porque estoy decidido a contar tu historia. Hoy al cortar el teléfono, apagué la grabadora, había prometido no contar lo conversado, pero cínicamente, mentí. Su nombre: Fernando Ismael Garay Palomino.

Y dice así:
-Hello, good morning, can i talk with Fernando Garay?
-sure,please wait (el sonido de fondo era como de ambiente juerga, festivo, sin duda era algun warike podrido de los tantos que hay en New York)
-Hi, who´s there?( su voz estaba cambiada, tenia el mismo sonido agudo que tanto detestaba, pero parecía maltratada, quizá, por las malas noches)
-¿Fernando? (Dije ansioso, esperando que reconociera mi voz, pero eso era casi imposible)
-Yes, who want to talk with me?
-Julio, Julio Venegas, de Perú, del colegio.
(Un silencio, que sentí larguísimo llenó la escena)
-¿De Perú?(pregunto con desgano)
-Sí, del colegio, ¿cómo estas hermano?
-¿Como conseguiste mi teléfono?
-Hermano, no me preguntes como lo hice, solo quiero que tengas en cuenta, que ha sido un esfuerzo inmenso conseguirlo, en realidad hace mucho tiempo que quiero conversar contigo, sé, que no es la mejor forma de hacerlo, ni el mejor canal para tener esta conversación, que para mi es trascendental, pero tenia que hacerlo.
- ¿De que hablas, no te entiendo, de seguro me estas jodiendo, como en el colegio?
- Sobre eso quería hablarte, Fernando, estoy enfermo, tengo una enfermedad terminal, y deseo, que el día que el señor me lleve junto a él a su reino, esté limpio de culpa, es por eso que hago esta llamada, es un grito desesperado, clamo redención a esta espina que atormenta mi espíritu ( mentí, descaradamente, pero el fin justifica a los medios, y no se me ocurría algo mas para sacarle unas palabras, estoy sano y ni siquiera soy católico)
- No termino de understand (en espantoso intento de spanglish)
- I know, fernando, pero entiéndeme, voy a morir y quiero pedirte perdón, en nombre de toda la gente, fuimos muy crueles contigo, de verdad me siento mal, perdóname (hice un sonido bastante real, parecido a un sollozo)
-No llores Julito, yo los he perdonado, aquí, la vida es muy dura, y aunque no lo creas, me golpea siempre, pero Uds. me volvieron duro, me cuartearon, y quizá si Uds. no hubieran destruido mi adolescencia con sus burlas y maltratos, no hubiera estado preparado para lo que me ha tocado vivir en gringolandia.
Si te contara todo lo que he pasado aquí… pero felizmente encontré lo que nunca pude encontrar en Perú, no sé si te burles, aunque ahora que te escucho, te siento sincero y la verdad Julio, me apena lo que te pasa, creo que puedo contarte, me casé, es una persona espectacular, me ama, me llena de detalles y regalos, es lo que nunca soñé, pudiera ser alguien conmigo, soy feliz, Julio, estoy lejos de mi familia, pero aquí encontré otra familia, como te comentaba, me casé, su nombre es erickson, ¿como es la vida no? Es de Ucrania, pero vive aquí desde muy joven, es obrero de construcción, a diferencia del Perú, ese trabajo aquí es muy bien remunerado, cansado y matador, el pobre llega molido a casa, pero siempre lo espero con la comida caliente, lo amo, nos conocimos en el psicólogo, cuando llegue del Perú, estaba en crisis, no podía salir a la calle, porque sentía que algo me podía pasar, que alguien podía hacerme daño, imagínate que si sonaba algún timbre, corría a esconderme, ¿porque me trataban así?
- Nos molestaba tu actitud, tu rostro cachaciento, en verdad lo siento Fernando, nada de lo que te diga puede justificar ninguno de los golpes que te propinamos. perdóname.
-No fue sencillo, ¿recuerdas todas las mañanas? Decían que era mi cumpleaños y me hacían apanado, cuando sonaba la campana para el recreo, me perseguían para seguir pegándome, yo solo deseaba correr por el patio, jugar a la pelota, caminar por el parque, como cualquier niño, solo deseaba vivir, pero Uds. no se daban cuenta del daño que me hacían, tu, “R” ,“F”, “E”, “M”,”A”,”L” y hasta el churro, marcaron esa etapa de mi vida, cada mañana, al despertar, sentía miedo, terror de tener que ir al colegio.
Es que fueron tantas cosas, tantos golpes, escupitajos, puntadas con alfileres, tanta marginación, tanto prejuicio…¿Podían dormir tranquilos?
- La verdad, sí, pero no mediamos nuestras acciones, lo lamento tanto, lo siento.
-Pero el que lo sentía, y en carne propia era yo, era por eso que cada vez que Uds. eran castigados, por alguna acusación mía, me sentía un poco liberado, pero Uds. nunca escarmentaban, yo solo podía defenderme acusándolos de lo que sea, muchas veces mentí, invente, ¿pero que mas podía hacer? Intente defenderme con los borradores, lanzándoselos, pero no conté nunca con que la mama de “E” les daría ligas y con su rudimentaria ingeniería, inventaran aquellas armas, hechas de papel y alfileres, mi espalda aun tiene la marca de las carpetas que arrojaban sobre mi, y mis labios, aun muestran el corte que me hizo la patada de “A” luego de que “E” amarrara mi cuello con una soga.


La conversación continuó por unos minutos mas, pero basta de morbo, fue patético oírlo, a la vez fue horrible el como me hizo sentir, en realidad lo cagamos hermanos míos, les digo una cosa, ojalá que si algún día tengamos un hijo no se cruce con unos malditos como fuimos nosotros, ya crecimos, y entendemos lo que causamos con una supuesta broma, dicho esto, me retiro, bastante tranquilo con mi conciencia, al fin, ahora espero sus comentarios, llenos de anécdotas que tanto Fernando, como yo, olvidamos tocar en esta delicada conversación.