Ilustración: Nori Kobayashi Seki



















Esperaba con anhelo llegar a casay escribir sobre el viaje que hice a Marqui un fundo en Coris a cinco horas de Huaraz, contar algunas anécdotas, como el hecho de haberme peleado a los 10 minutos de llegar y para colmo con un limeño, el haber estado en una casa sin luz ni agua durante 5 días, donde el baño más próximo estaba a una hora de camino, pero siempre quedaba ir a la orilla del rio, como que lo abonas/lo riegas, prefería caminar una hora y no tanto por ascos o porque la urbanidad sea cuestión básica en mi, era más por salud, por comodidad, tengo sangre para bichos como decía mi abuela y al siguiente segundo de mostrar mi piel sin protector ya tengo como mínimo 54 especies de insectos encima intentado meterme sus venenos. Desgracia la mía, y desgracia de la sierra que se perdió mi abono.

Fueron buenos los días que me aleje de este bullicio plomizo llamado lima, y salvo por algunas excepciones no lo extrañe, y si sabría que me esperaban las sorpresas que encontré al regresar, la verdad me quedaba en la puna. De Huaraz que puedo decir, me alegra no haber visto colegiales en viaje de promo, Huaraz siempre es el destino para los colegios misios diría “R”, si pues a nosotros nunca nos llevaron a Cancun (Kaank'uun en maya) y terminamos viajando al Cusco cuatro gatos de una promo de 35, en fin, no vi muchos ladrones pero si cientos de prostitutas, las cuales asumo traen de los caseríos de la provincia y de los pueblos alejados de la Región, es una lástima pues aunque la ciudad no es muy bonita, ni tiene una arquitectura envidiable, tiene una gracia especial que al menos a mí, no me disgusta, casi igualando en número a las prostitutas están los borrachos, existe una gran cantidad de warikes y chupodromos, todos llenos de clientes sedientos, también hay una parte que se llama barranquito, que de barranco no tiene nada, pero bueno, deberían estar felices pues barranco hace tiempo que se fue a la mierda.

Me gustaría contar todo lo que pase en esos pocos días y esa era la idea de este post, en la punta del cerro, sin luz ni baño, pero si muchos cigarros y algo de café se puede pensar mucho, y así lo hice, decidí ordenar un poco mi vida, la cual anda un poco de cabeza, dedicarme por completo a lo que sé hacer y dejar un poco de lado el buscar trabajo, dedicarle un poco más de tiempo a mi familia, a la cual tampoco ando viendo mucho y como me dijo “A” que es una amiga del colegio algunas promociones mayores que la mía y a la cual en mis años de escolar nunca vi y ahora es una gran amiga, debo ser más selectivo con las personas con las que salga, y no me refiero al físico sino a otros aspectos que de puro apurado y despistado no había estado considerando, y es que de nada sirve conocer a un cuerito si solo es eso, o a una player si solo es eso, va mas allá, y el problema es ese, si tu vas mas allá, si tu estas mas allá, y la otra persona no, entonces para que.

Así que a ordenarme y a seleccionar, bueno, otra ingrata sorpresa que me dieron, es que algunos familiares de personas cercanas a mí, están enfermas, quizá muriendo, y que difícil es ese trance, el aceptar que alguien morirá, porque es distinto que la muerte te coja por sorpresa, porque lo asumes, ya que no hay nada más que hacer, pero ver apagarse a una persona de a pocos, a alguien que quieres, alguien que te acostumbro a verlo siempre y verlo bien, alguien que nunca pensaste que se marcharía, es traumático, pero c`est la vie, y como todo, termina.

He regresado a Lima y ya me quiero ir, si Huaraz me recibió a puñetes, Lima me recibió con gripe y tos, con malas noticias, desilusiones, cachetadas de regreso a la realidad, desorden, y una bomba después del partido de Perú de la cual no me acuerdo mucho, salvo algunas imágenes primero “brindando” millones de veces por el mismo motivo y luego correteando a un guachimán no sé porque razón, y todo en el distrito de la nostalgia, ósea casi depre.

No hay nada más irresistible que decir adiós.

Adiós.