El día de ayer fue un día bastante pesado, tuve una reunión de trabajo de casi 8 horas continuas, fue una reunión muy importante de la dirección en la que trabajo, todo muy ilustre, abordamos temas sobre políticas de desarrollo social y descentralización orientadas a el año 2008, ok, debo confesar que de todo lo visto en esa reunión, yo no conocía pero ni la mitad, entonces me la pase cabeceando con mucho disimulo durante toda la reunión, deseaba estar en mi casa y dormir, y por un momento olvidarme de problemas sociales, programas, políticas, computadoras lentísimas, sector publico burocrático, regiones, micros, choros, putas, contaminación, y demás bondades que forman parte de la surrealista exposición que es el centro de lima… solo deseaba mi cama.

Mientras tanto en Venezuela la selección peruana se preparaba panza arriba en su hotel para enfrentar a la selección de Evo Morales, entre tanto toda la gente buscaba algun point para so pretexto de ver este trascendental partido que decidiría el futuro del país y que quizá traería la solución a la pobreza extrema y a la desnutrición crónica, tomarse unas chelas y pasarla con los amigos.


El partido empezó a las 5:30 PM si no manejo mal la información, yo, a esa hora estaba en plena, roncada - exposición ,aún en el trabajo, cuando terminó mi tormento, salí disparado hacia miraflores en el primer taxi que encontré, el trafico estaba asqueroso y la vía expresa parecía la avenida abancay en los 80s, después de tamaño viaje, obviamente mi humor no estaba de lo mejor, acababa de enterarme que Perú iba a bajo en el marcador, enfurecí, al llegar a Miraflores, busque el local donde encontraría a mis amigos, no los veía por ninguna parte, empece a llamar a sus móviles, ninguno contestaba, enfurecí aun mas, ya mi hígado estaba lo bastante destrozado como para forzarlo mas así que decidí llamar a “R” que siempre esta atento al teléfono por si alguna femina decida llamarlo(“R” también sufre de pipilepsia, léase el también), contestó , lo carajeé porque no los veía por ninguna parte, estaban dentro, el local tenia una puerta lateral que conducía a un salón donde en pantalla gigante la gente podía observar el partido, y yo ni cuenta, hijos de puta!!!

Basto sentarme en esa mesa junto a mis amigos para olvidar todo el mal día que pude haber tenido, y es que esa es la magia de estos desgraciados, por mas mal que jueguen, por mas faltas innecesarias que cometan, por mas pases errados que den, por mas que los delanteros terminen de defensas y el entrenador haga los cambios mas extraños que uno se pueda imaginar, por mas que nunca (me refiero a la gente de mi generación) nunca los hayamos visto en un mundial, por mas que nuestros jugadores que juegan en el extranjero sean estrellas en sus equipos y acá no jueguen ni canicas, a pesar de eso y muchas cosas mas, tienen ese poder, y aunque en cada jugada les mente la madre 8 mil veces, y en cada ataque enemigo me orine un poco del miedo, debo confesarlo, los amo y si no estuvieran, si no existiera esa droga llamada fútbol, sin duda todos andaríamos deprimidos por nuestros problemas sean del tipo que sean.

Luego de esta demostración de fanático futbolero, debo hacer una segunda confesión, no me gusta el fútbol, no me gusta el deporte en general, y mi panza abultada lo puede demostrar, y quizá no sepa sobre deportes, pero esa condición de ignorante, me da cierta objetividad y capacidad de raje, alguna vez jugué fulbito, en el colegio, era de los que los escogían al último y todavía se la regían, el que perdía se quedaba conmigo, la verdad nunca me importo porque prefería quedarme aplastado en la tribuna escuchando música y pensando en nada, pero alguna vez jugué y por obra divina de no se quien me salieron mis cosillas, no se de donde saque cintura y hasta el relojito de Zidane me hice, pero de lo bueno poco, y en mi caso, suficiente.

Ayer Perú empato, clasificó, pero era Bolivia y como dato estadístico en las zonas altiplanicas existe un 54 % de desnutrición, y esos jóvenes que alguna vez fueron parte de ese universo seguramente, el día de ayer, nos pegaron un baile jodido, se jugó a lo que sea, pero igual la gente bebió en cantidades industriales y gozó, y sufrió, y gritó y por un momento olvidó los problemas que los aquejaban y eso es bueno, mediocre podrán decir algunos desubicados, realista diría yo, es lo que tenemos y lo que usamos como paliativo, si la iglesia es el opio del pueblo como decía Marx, yo digo que el fútbol al que juega Perú es marihuana después de una noche de cocaína, y lo dejo ahí porque me estén dando ganas de vestirme de corto y recién es miércoles.